Este
año Mario Vargas Llosa fue invitado a inaugurar la feria del libro en
Buenos Aires, y su discurso no solo habló de la belleza de los libros,
la importancia transcendental de la ficción, sino que ha hablado también
de la importancia de los libros para libertad, la lectura para ser
libres. Y en este día de la libertad de prensa nada me parece mas
oportuno que compartir con ustedes el discurso maravilloso de Vargas
Llosa. Les dejo también una parte del discurso que he copiado, para que
si quieren la difundan que es muy importante.
(...)Esa
mentalidad llevó a que todo un género literario, la novela, fuera
prohibida durante los tres siglos que duró la colonia en todas las
posesiones españolas de América. Durante 300 años no se pudo editar ni
importar ficciones en las colonias americanas; el contrabando se encargó
de que muchas novelas empezando por El Quijote circularan en nuestras
tierras felizmente. Pero una de las perversas, o tal vez felices,
consecuencias de esa prohibición fue que como en América Latina la
ficción fue reprimida en el género que la expresaba mejor, las novelas; y
como los seres humanos no podemos vivir sin ficciones estas se las
arreglaran para contaminarlo todo, la religión desde luego, pero también
las instituciones laicas, el derecho, la ciencia, la filosofía y por
supuesto la política con el previsible resultado de que todavía en
nuestros días, los latinoamericanos tenemos todavía grandes dificultades
para discernir entre lo que es ficción y lo que es la realidad.
Esto
ha sido muy beneficioso en los dominios del arte y la literatura pero
bastante catastrófico en otros en los que sin una buena dosis de
pragmatismo y de realismo, saber diferenciar el suelo firme de las nubes
un país puede estancarse o irse a pique. Los comisarios políticos han
remplazado en la vida moderna a los inquisidores de antaño. Vez que se
ha apoderado del gobierno un fanático religioso, ideológico o un
caudillo megalómano que se cree dueño de la verdad absoluta, los libros
se han visto sometidos a purgas, recortes y vejaciones para tratar
de evitar que lo que ellos encarnan mejor que nadie, la diversidad
humana, la variedad de ideas, creencias, puntos de vista, costumbres y
tradiciones, se divulguen y contradigan la versión dogmatica excluyente y autoritaria entronizada. Nazis,
fascistas, comunistas, caudillos militares o civiles enceguecidos por
los espejismos de las verdades absolutas han tratado a lo largo de toda
la historia y en todas las geografías del planeta, de domesticar y
embridar el espíritu creativo, sumiso y crítico, que ha sido siempre el
motor del cambio, pero por fortuna siempre han fracasado. Dejando eso si
en el camino una miríada de victimas, torturados, encarcelados y
asesinados, que pese a la represión y a las persecuciones mantuvieron
siempre viva aquella llama de libertad que anida como un alma secreta en
el corazón de los libros.
Leer nos hace libres, a condición claro está, de que podamos elegir los libros que queremos leer.
Y que los libros puedan escribirse e imprimirse sin inquisidores ni
comisarios que los mutilen para que encajen dentro de las estrechas
orejeras con que ellos aprisionan la vida. Defender el derecho de los libros a ser libres, es defender nuestra libertad de ciudadanos, el precioso fuego que la tiza mantiene y renueva.
MARIO VARGAS LLOSA
FRAGMENTO Del DISCURSO DE INAUGURACIÓN DE LA FERIA DEL LIBRO BUENOS AIRES 2011
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